El senador colombiano Miguel Uribe Turbay ha fallecido a los 39 años, dos meses después de haber sido baleado en un ataque brutal en Bogotá. Uribe Turbay, quien se encontraba en estado crítico desde el 7 de junio tras recibir tres disparos, dos de ellos en la cabeza, murió el pasado 11 de agosto en el hospital Santa Fe, donde había estado bajo cuidados intensivos.
La trágica noticia fue confirmada por su esposa, María Claudia Tarazona, a través de un emotivo mensaje en redes sociales, desatando una ola de condolencias desde diversos sectores políticos, tanto del gobierno como de la oposición. Uribe Turbay, miembro del Centro Democrático, el principal partido opositor al gobierno de Gustavo Petro, era conocido por su firme crítica hacia la administración actual.
El ataque que le costó la vida fue perpetrado por un adolescente de 15 años, quien fue detenido en el mismo día del atentado. Las autoridades continúan investigando, pero aún no han revelado quiénes podrían estar detrás de la autoría intelectual del ataque. Uribe Turbay, hijo de una familia con un legado político notable, había sido el congresista más votado en las elecciones de 2022 y su muerte se produce en un clima político tenso, marcado por la polarización y la violencia.
La vicepresidenta Francia Márquez fue una de las primeras en expresar su solidaridad con la familia y a instar al país a unirse contra la violencia política. Mientras tanto, el gobierno de Estados Unidos, a través del senador Marco Rubio, ha exigido justicia para los responsables de este crimen atroz.
La muerte de Miguel Uribe Turbay no solo deja un vacío en el Congreso, sino que también intensifica la urgencia de abordar la creciente violencia política en Colombia, a medida que el país se prepara para las elecciones presidenciales de 2026. La nación observa con atención cómo se desarrollan los acontecimientos y qué medidas se tomarán para garantizar la seguridad de sus líderes y la estabilidad política.