La producción ha enfrentado reacciones mixtas desde su anuncio, con temores de los fanáticos sobre cambios significativos en la narrativa que podrían alienar a los seguidores del clásico de 1937. Informes no confirmados sugieren que escenas icónicas podrían haber sido reimaginadas o eliminadas, lo que llevó a Mark Platt a reunirse con Ziegler en Nueva York tras su polémico tuit que combinó promoción con una declaración política.