La tragedia en la discoteca Jetset de Santo Domingo, que ocurrió en la madrugada del 8 de abril, ha dejado una profunda huella en la República Dominicana y más allá. En un evento que prometía ser una celebración del merengue, el techo del emblemático club colapsó, provocando la muerte de 221 personas, entre ellas el icónico cantante Rubby Pérez, conocido como la voz más alta del merengue.
La hija de Rubby, Sulinka Pérez, quien se encontraba en la tarima esa noche, relató su milagrosa supervivencia y el heroísmo de su esposo, quien la protegió del colapso. Sulinka describió el momento del derrumbe como una explosión, enfatizando que no fue simplemente un deslizamiento. “Cuando caí al piso, vi cómo una columna aplastó a mi papá,” recordó, con lágrimas en los ojos. Sulinka también destacó el amor y la dedicación de su padre hacia su familia, recordando cómo siempre trabajó incansablemente para brindarles lo mejor.
Rubby Pérez, quien se había convertido en un símbolo del merengue desde la década de 1980, había estado listo para ofrecer una actuación memorable. Su conexión con el público era inigualable, y esa noche, mientras cantaba, se desató la tragedia. La comunidad venezolana, que lo consideraba uno de los suyos, también siente la pérdida, pues al menos 14 connacionales estaban presentes para disfrutar de su música.
A medida que las familias continúan lamentando a sus seres queridos, la tragedia ha llevado al gobierno dominicano a declarar días de duelo nacional. Las causas del colapso del techo aún están bajo investigación, pero la devastación es palpable. Mientras tanto, Sulinka Pérez se compromete a continuar el legado de su padre, instando a otros a honrar a sus seres queridos mientras tengan la oportunidad. “Ama a tu papá, abrázalo, díselo todos los días. Esa es la paz que tengo”, concluyó.
La pérdida de Rubby Pérez no solo se siente en el ámbito musical, sino también en cada rincón de la sociedad dominicana y entre la diáspora venezolana, que ahora recuerda al artista con orgullo y tristeza.