Rubby Pérez, el icónico “caballero del merengue”, ha dejado un legado monumental tras su trágica muerte en un accidente ocurrido en una discoteca de Santo Domingo el 8 de abril de 2025. Su fortuna, que supera los 25 millones de dólares, se revela como un testimonio de su brillante carrera y su astucia empresarial en un sector musical históricamente desafiante.
A lo largo de sus cinco décadas de trayectoria, Pérez no solo conquistó escenarios en República Dominicana y el Caribe, sino también en Estados Unidos y Europa, realizando más de 100 conciertos anuales. Su patrimonio no solo proviene de sus presentaciones, sino de una diversificada cartera de inversiones, incluyendo propiedades en zonas exclusivas y un estudio de grabación de renombre.
La noticia de su fallecimiento ha conmocionado a la nación. Durante su actuación en la inauguración de la discoteca Headset, un fatal colapso estructural se llevó la vida de Pérez y de diez personas más, dejando a más de 50 heridos. La tragedia ha desencadenado un duelo nacional, con el presidente del país declarando tres días de luto, reflejando la inmensa huella que dejó el artista en la identidad dominicana.
Las investigaciones sobre el accidente están en marcha, revelando irregularidades en la construcción y permisos que podrían llevar a la justicia a varias figuras involucradas. La magnitud de este evento ha elevado el caso a un símbolo de la lucha por la seguridad pública y la responsabilidad institucional.
Los herederos de Pérez, entre ellos sus tres hijos y su pareja Mariana Sánchez, se enfrentan ahora a la monumental tarea de gestionar su legado. Su testamento, que destina una parte de su fortuna a la creación de una fundación para jóvenes músicos, refleja su compromiso con la cultura dominicana. A medida que el país llora su pérdida, el impacto de Rubby Pérez sigue resonando, uniendo a la nación en la celebración de su vida y su música.