El 11 de enero de 2007, la vida de Peña Nieto cambió para siempre cuando encontró a su esposa sin vida en su hogar en Toluca. La versión oficial sostiene que su muerte fue causada por convulsiones, pero las sombras de la sospecha nunca han desaparecido. Las especulaciones sobre infidelidades y un matrimonio en crisis han envuelto este caso en un manto de controversia que aún resuena en los pasillos del poder.