**Nicolás Repetto: La Desgarradora Pérdida de Martita que Conmueve al País**
En una mañana que comenzó como cualquier otra, el círculo cercano de Nicolás Repetto se vio envuelto en la tristeza tras la confirmación del fallecimiento de Marta, conocida cariñosamente como Martita. La noticia, que se esperaba debido a su delicado estado de salud, cayó como un balde de agua fría, dejando a amigos y familiares en un profundo estado de conmoción.
La familia eligió despedir a Martita no con un frío comunicado, sino a través de emotivas imágenes y dedicatorias que reflejan el amor incondicional que compartió con aquellos que la rodearon. Florencia Ri, pareja de Nicolás, fue una de las primeras en rendir homenaje a la mujer que cuidó y amó a Nico como si fuera su propio hijo. En una publicación conmovedora, escribió: “Buen viaje, Martita Repeto. Gracias por quererlo y cuidarlo tanto a Nico. Por siempre en nuestro corazón”.
Martita, quien fue la compañera de vida de Francisco, el padre de Nicolás, dejó un legado de amor que trasciende lo biológico. A pesar de no ser su madre de sangre, su entrega y dedicación la convirtieron en una figura materna en la vida de Nicolás, quien siempre la trató como tal. Este vínculo, tan poderoso como silencioso, nos recuerda que el amor familiar no siempre se define por la genética.
El dolor de la pérdida se siente aún más profundo en un momento crucial para Nicolás, quien está a punto de debutar como autor y director teatral con la obra “Sala de espera”. Este título, que simboliza la vida como un espacio de encuentros y despedidas, adquiere un significado especial en medio de su duelo.
La noticia ha generado una ola de apoyo en redes sociales, donde muchos han destacado la forma en que Martita fue despedida: con amor y recuerdos, reflejando la esencia de lo que realmente importa. Aunque no fue una figura pública, su historia resuena como un homenaje a todas esas mujeres que, como ella, construyen familias con amor y dedicación, a menudo sin recibir el reconocimiento que merecen. En el adiós a Martita, se levanta una reivindicación por el papel de las madrastras amorosas, esas figuras invisibles que transforman vidas con gestos cotidianos.