Alicante ha estallado en un acto de desafío lingüístico sin precedentes. En una decisión contundente, el Ayuntamiento de Alicante, liderado por el alcalde Luis Barcala, ha aprobado el 26 de junio una moción que declara al municipio como de predominio lingüístico castellano, desafiando abiertamente la clasificación anterior como territorio valenciano hablante. Este movimiento, impulsado por Vox y respaldado por el Partido Popular, ha encendido una fuerte reacción en el Parlamento de Cataluña, que ha calificado la medida como una “agresión política”.
Los alicantinos han dejado claro que no se someterán a la imposición del catalán, rechazando así el concepto de “países catalanes” promovido por los independentistas. La respuesta de Cataluña, respaldada por varias formaciones políticas, incluido el Partido Socialista Catalán de Salvador Illa, ha sido feroz. En su declaración, el Parlamento catalán argumenta que la decisión de Alicante no solo ataca la lengua catalana, sino que también hiere la memoria y la dignidad de un pueblo entero.
Este enfrentamiento no es nuevo. En junio de 2024, Barcala ya había enfrentado intentos de imponer la celebración del 24 de junio como diada de los países catalanes, una fecha que los alicantinos consideran sagrada para sus fiestas de hogueras. El alcalde ha reiterado su respeto por Cataluña, pero ha dejado claro que no tolerará más injerencias en la identidad de Alicante.
La tensión entre Alicante y Cataluña alcanza un punto crítico, y las repercusiones de esta declaración podrían resonar en toda España. La lucha por la identidad lingüística se intensifica, y Alicante se posiciona firmemente en defensa de su lengua y cultura. La batalla por el castellano en Alicante no ha hecho más que comenzar, y el eco de esta rebelión se sentirá en los próximos días.