Nicolás Maduro ha lanzado un ultimátum directo a José Luis Rodríguez Zapatero en un momento de creciente presión internacional y militar. La situación en Venezuela se torna crítica, con el régimen acorralado por la ofensiva de Donald Trump contra el narcotráfico en Sudamérica, que apunta directamente al cártel de los soles, vinculado al dictador y su círculo más cercano. A pesar de su propaganda insistente sobre estar preparado para enfrentar al “imperialismo”, la realidad es que Maduro se encuentra solo, sin el respaldo de ningún país y con un ejército que no le responde, dependiendo de milicias improvisadas y desorganizadas.
En un intento desesperado por mostrar fuerza, Maduro ha desplegado 15,000 efectivos en la frontera con Colombia, justificando esta acción como una medida para frenar el tráfico de drogas. Sin embargo, la contradicción entre su retórica de resistencia y la búsqueda de diálogo con Estados Unidos revela su fragilidad. El régimen ha puesto su mirada en Zapatero, ex presidente español, exigiéndole un apoyo claro hacia Caracas en medio de la creciente presión internacional. “¿Hablas tú o hablo yo?”, ha sido el ultimátum que ha dejado a Zapatero en una posición incómoda, mientras el silencio de este se hace cada vez más evidente.
La presión también recae sobre el gobierno de Pedro Sánchez, que enfrenta un dilema crítico: no puede permitirse una alianza con un líder acusado de narcotráfico y violaciones de derechos humanos. Europa, la OTAN y Estados Unidos han cerrado filas contra Maduro, y cualquier movimiento en falso de Zapatero podría arrastrar a España a una crisis diplomática mayor, debilitando aún más su posición internacional.
La situación es tensa y el tiempo apremia. La pregunta no es si Zapatero responderá, sino cuánto tiempo podrá mantenerse en la sombra antes de que la presión se vuelva insostenible. Maduro ha tensado la cuerda, y la comunidad internacional observa con atención cómo se desarrollan estos acontecimientos que podrían cambiar el rumbo de la política en la región.