Los supermercados en Canadá han implementado medidas sin precedentes, como colocar banderas en sus entradas y etiquetar los productos locales de manera prominente. En muchas tiendas, los productos estadounidenses han sido retirados de los estantes o escondidos, creando una atmósfera en la que comprar productos americanos se considera un acto en contra de los intereses nacionales. Según cifras recientes, aproximadamente el 80% de la población canadiense ha reemplazado productos estadounidenses por alternativas locales.