En un evento privado, los ejecutivos de Disney presentaron este nuevo enfoque como una “corrección de rumbo”, buscando restaurar la confianza del público y reparar la relación tensa con su base de fanáticos multigeneracional. La anterior versión, protagonizada por Zegler, se convirtió en uno de los mayores fracasos del estudio, lo que obligó a los altos mandos a reconsiderar su estrategia.