El mundo del entretenimiento argentino se sacudió esta semana con las reveladoras declaraciones de Eduardo De La Puente sobre su fracturada relación con Mario Pergolini, su excompañero en el emblemático programa “CQC”. En una conversación franca y desgarradora, De La Puente expuso las tensiones que han marcado su vínculo, describiéndolo como un matrimonio que, tras un apasionado inicio, se desmoronó lentamente.
Desde una esquina bulliciosa de Buenos Aires, Eduardo compartió su perspectiva sobre el desamor profesional que vivió junto a Pergolini. Aseguró que, aunque ambos comenzaron como iguales, la dinámica cambió drásticamente cuando Pergolini asumió un rol de autoridad, dejando a De La Puente sintiéndose traicionado. “Eras mi amigo, mi hermano, y te llevaste todo”, lamentó, dejando entrever el profundo dolor que siente por la situación.
Las palabras del periodista resonaron con fuerza entre los transeúntes, quienes se detuvieron a escuchar la historia de la traición y el desencanto. “Cuando vendió el formato, nos dejó afuera”, confesó, aludiendo a un contrato que, aunque legal, no pudo mitigar el sentimiento de deslealtad. La traición económica se entrelaza con el desamor emocional, creando un tejido complejo de rencores que se despliega en cada palabra.
Eduardo, con un tono reflexivo, comparó su relación con Pergolini con aquellos romances que brillan intensamente pero que, con el tiempo, se apagan. “Te enamoras, pero un día te das cuenta que la persona que amabas ya no es la misma”, dijo, describiendo la transformación de su compañero de trabajo en un líder que se distanció de sus raíces.
Mientras la conversación avanzaba, la atmósfera se tornó densa, marcando un momento crucial en la historia de dos íconos de la televisión argentina. La caída de una relación que una vez fue sinónimo de éxito y camaradería deja una herida abierta en el corazón del espectáculo. Con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada, Eduardo De La Puente dejó claro que, aunque los recuerdos de su historia compartida permanecerán, el dolor de la traición aún duele profundamente.