Durante la ceremonia del sábado, León XIV enfatizó que la Iglesia debe ser un faro de esperanza y confianza para la humanidad, instando a los nuevos sacerdotes a ser modelos creíbles y coherentes en su vida y ministerio. “Estamos ante una iglesia herida que se ofrece a una humanidad herida”, declaró el Papa, subrayando que la transparencia y el testimonio auténtico son esenciales para atraer a los jóvenes de vuelta a la fe.