**La amnistía, un escándalo judicial: el Constitucional la valida mientras Europa observa**
En un giro impactante, el Tribunal Constitucional ha validado la controvertida ley de amnistía impulsada por el gobierno de Pedro Sánchez, desatando una ola de indignación y críticas. Esta decisión, que se produce en medio de un clima de creciente polarización política, ha sido calificada por muchos como un ejercicio de corrupción política que pone en jaque el estado de derecho en España.
Ayer, seis magistrados, colocados por el propio Sánchez, dieron luz verde a una ley que, según la Comisión Europea, carece de fundamento en el interés general y se asemeja a una autoamnistía. La decisión se ha tomado a pesar de las advertencias de que esta medida podría abrir la puerta a la impunidad para los golpistas y malversadores, dejando a la ciudadanía en un estado de incertidumbre y desconfianza hacia las instituciones.
La reacción fue inmediata. Los magistrados conservadores del Tribunal denunciaron la carga de profundidad de esta sentencia, acusando a sus colegas de reescribir la Constitución por la puerta de atrás y de traicionar el espíritu de los padres de la Carta Magna. La política española se encuentra en un momento crítico, con la posibilidad de que el gobierno busque nuevas formas de eludir la ley y fomentar un referéndum de autodeterminación que podría desestabilizar aún más el país.
Mientras tanto, la presión sobre el poder judicial aumenta. El Ministro de Justicia, Félix Bolaños, y el presidente catalán, Salvador Illa, han hecho llamados públicos para que se aplique la ley de amnistía, intensificando el clima de tensión. La pregunta que queda en el aire es: ¿hasta dónde está dispuesto a llegar Sánchez para mantener su poder? La comunidad internacional observa con atención, y la justicia europea aún debe pronunciarse sobre esta controvertida decisión.
La amnistía, lejos de ser un simple acto legislativo, se ha convertido en un símbolo de la lucha por el control político en España, y el eco de esta decisión resonará en el futuro inmediato del país. La urgencia de la situación no puede ser ignorada: el futuro de la democracia española está en juego.