Una reportera de Televisión Española (TVE) fue expulsada de una manifestación contra la Ley Bolaños en Madrid, un incidente que ha desatado un fuerte debate sobre la credibilidad y la representación de la cadena pública. La protesta, que tuvo lugar frente al Tribunal Supremo, reunió a jueces, fiscales y ciudadanos que mostraron su rechazo de manera pacífica, pero contundente. Sin insultos ni agresiones, el equipo de TVE se vio obligado a abandonar el lugar ante la creciente desaprobación de los asistentes.

Este suceso no es aislado; en los últimos meses, TVE ha enfrentado múltiples expulsiones de actos públicos, desde manifestaciones de agricultores hasta protestas sanitarias. La razón detrás de este fenómeno es clara: la percepción de una manipulación informativa y la falta de pluralidad han erosionado la confianza del público en lo que debería ser su televisión pública. Muchos españoles consideran que TVE ha dejado de ser un referente informativo para convertirse en un instrumento propagandístico al servicio del gobierno.

Las redes sociales han aplaudido el gesto de los manifestantes, destacando el contraste con situaciones donde periodistas críticos han sido agredidos. En esta ocasión, la protesta fue respetuosa, sin contacto físico ni agresiones hacia la reportera. Este hecho refleja una realidad que el gobierno parece ignorar: TVE ya no representa a la mayoría de los ciudadanos, y la sociedad ha comenzado a reaccionar.

Las imágenes de la expulsión están circulando rápidamente, capturando la atención de un público que demanda una televisión pública que realmente los represente. La crisis de credibilidad de TVE se agrava, y la respuesta de la ciudadanía es cada vez más clara. La manifestación no solo fue un rechazo a la Ley Bolaños, sino un grito de descontento hacia una cadena que ha perdido su rumbo.