Un video viral ha desatado la indignación en Argentina tras la aparición de Lilia Lemoine, diputada electa por la provincia de Buenos Aires, quien en una declaración escalofriante sugirió que “hay que matar jubilados” para aliviar la carga del sistema de pensiones. La controversia estalló cuando el clip, donde Lemoine hace esta impactante afirmación, circuló rápidamente en redes sociales, generando una oleada de críticas y reacciones de repudio.
Durante un recital, la famosa cantante María Becerra se unió a la controversia, denunciando el proyecto de ley de Lemoine que permitiría a los hombres renunciar a su paternidad. Con un mensaje claro y directo, Becerra destacó la difícil situación de las madres solteras en Argentina, resaltando que siete de cada diez padres no contribuyen económicamente al bienestar de sus hijos. Su intervención no solo captó la atención del público presente, sino que también resonó en el ámbito político, poniendo en evidencia la gravedad de las propuestas de Lemoine.
El escándalo se intensificó al revelarse que, a pesar de sus declaraciones, Lemoine se benefició de subsidios estatales, lo que contradice su discurso anti-subsidios. En medio de este torbellino, muchos se preguntan cómo una figura política con tales posturas ha llegado a ocupar un cargo en el Congreso nacional. La situación ha llevado a un debate candente sobre la ética y la responsabilidad de los representantes en un país donde la desigualdad y la lucha por los derechos sociales son temas críticos.
Con el juramento de Lemoine programado para el 10 de diciembre, la sociedad argentina observa con atención cómo se desarrollará este escándalo y qué implicaciones tendrá para el futuro político del país. La indignación y el clamor por justicia social se intensifican, mientras la voz de los ciudadanos se alza contra una propuesta que muchos consideran inhumana y peligrosa.