El Partido Socialista se enfrenta a una crisis de credibilidad sin precedentes tras la eliminación de Begoña Gómez y Santos Esterdán de un video conmemorativo del segundo aniversario de las elecciones generales del 23 de julio de 2023. Este intento de manipulación histórica ha desatado una ola de indignación y sospechas sobre la integridad del gobierno de Pedro Sánchez.
En un movimiento que muchos consideran una maniobra desesperada, el partido ha borrado a estas figuras clave del balcón de Ferraz en un esfuerzo por ocultar su implicación en escándalos que amenazan con salpicar al núcleo duro del poder socialista. Santos Esterdán, actualmente en prisión provisional, ha sido señalado por el Tribunal Supremo como uno de los principales responsables de una trama de comisiones ilegales en adjudicaciones de obra pública. La sala de apelaciones ha destacado la solidez de las pruebas en su contra, dejando al PSOE en una posición extremadamente comprometida.
Por otro lado, Begoña Gómez se encuentra bajo un intenso escrutinio mediático y judicial, con informes que indican que se benefició de propiedades adquiridas con fondos de una red de prostíbulos vinculada a su familia. Este escándalo ha generado una sombra inquietante sobre la integridad de Sánchez y su gobierno, poniendo en tela de juicio su capacidad para liderar.
La eliminación de estos rostros incómodos no es solo un intento de reescribir la historia, sino un claro indicio de un partido que ha perdido su rumbo ético. En lugar de ofrecer explicaciones, el PSOE opta por el silencio y la censura, revelando una administración que se aferra a la manipulación visual como su única defensa.
Este episodio no es un simple error de edición; es un grito de alarma sobre la fragilidad de un gobierno que lucha por mantener su imagen a pesar de las crecientes evidencias de corrupción en su interior. La ciudadanía exige respuestas, y la historia no puede ser borrada con tijeras de edición.