Un trágico incidente ha sacudido a la comunidad de Long Island tras la muerte de Kit McAllister, de 61 años, quien fue fatalmente succionado por una máquina de resonancia magnética en la clínica NASA Open MRI en Westbury. Los familiares acusan a la clínica de negligencia grave, señalando que el personal permitió que McAllister ingresara con un pesado collar metálico de 20 libras, ignorando las advertencias sobre los peligros de los campos magnéticos.
La esposa de Kit, Adrian Jones McAllister, relató entre lágrimas cómo su esposo fue violentamente arrastrado hacia el escáner mientras ella suplicaba que alguien apagara la máquina. “Estaba diciendo, ‘Apaga la máquina, llama al 911, haz algo’, pero nadie reaccionó a tiempo”, expresó en una conmovedora entrevista con News 12 Long Island. La angustia de Adrian se intensificó cuando Kit le dijo adiós con la mano, antes de que su cuerpo se volviera flácido.
El Dr. Emanuel Canal, experto en resonancia, advirtió que los campos magnéticos pueden ejercer fuerzas equivalentes a cientos de libras, capaces de convertir objetos metálicos en proyectiles mortales. La FDA subraya la importancia de eliminar cualquier metal antes de entrar a un escáner, ya que puede tener consecuencias fatales. Este incidente se suma a otros raros pero mortales episodios relacionados con resonancias, incluyendo la trágica muerte de un niño en 2001 en Nueva York.
La familia McAllister, representada por el bufete Smith Chunk y Lauterb, está preparando una demanda por negligencia médica para responsabilizar a la clínica y prevenir que tragedias similares vuelvan a ocurrir. “No he podido dormir, apenas he comido. No me lo puedo creer”, declaró Adrian, mientras la comunidad se une en luto y clama por justicia.