**LA LOCOMOTORA EN UNA PELEA POR SU VIDA: UNA LEYENDA DEL BOXEO ARGENTINO EN CRISIS**
La sala de terapia intensiva del hospital Culen en Santa Fe se ha convertido en un campo de batalla silencioso, donde Alejandra “Locomotora” Oliveras, campeona indiscutida del boxeo argentino, lucha por su vida tras sufrir un accidente cerebrovascular severo. A tan solo días de haber sido internada, su estado es crítico y las noticias son inquietantes.
Los médicos han diagnosticado un ACB isquémico que ha comprometido su sistema nervioso. La presión arterial descontrolada y una arteria casi obstruida han llevado a la necesidad de una craniectomía de urgencia, una intervención que, aunque exitosa, no garantiza la recuperación total. “El daño cerebral ya sería irreversible en la zona afectada”, afirmó el jefe de terapia intensiva, mientras que otros expertos mantienen la esperanza, sugiriendo que la juventud de Oliveras podría jugar a su favor en el proceso de rehabilitación.
A sus 47 años, la exboxeadora enfrenta un futuro incierto. La posibilidad de perder movilidad en el lado izquierdo, alteraciones en su rostro y deterioro cognitivo son solo algunos de los retos que podría enfrentar si logra superar esta fase crítica. En los pasillos del hospital, la tensión es palpable; amigos y colegas esperan noticias mientras la figura de Oliveras, que antes brillaba en el ring, ahora se encuentra en una lucha silenciosa.
Marcela “Tigresa” Acuña, su histórica rival, expresó su dolor y sorpresa ante la situación, recordando la fortaleza que siempre caracterizó a la Locomotora. “Siempre fue una luchadora”, dijo, con la esperanza de que su amiga pueda salir adelante. Sin embargo, la pregunta que todos se hacen es: ¿podrá volver a ser la misma?
Mientras el mundo del boxeo se une en apoyo, la historia de Alejandra Oliveras se convierte en un símbolo de resiliencia. Aunque la medicina no trabaja con milagros, su espíritu indomable podría ser el factor que marque la diferencia en esta pelea por su vida. La comunidad sigue atenta, esperando que la Locomotora demuestre, una vez más, que no se rinde fácilmente.