**EL NINI PAGABA $200K A CHÁVEZ JR. POR CADA NARCO: “LOS AGARRABA COMO COSTAL DE BOXEO HASTA MORIR”**
En un giro escalofriante que sacude los cimientos del deporte mexicano, se reveló que Julio César Chávez Junior, el hijo de la leyenda del boxeo, estaba profundamente involucrado en el cartel de Sinaloa, actuando como torturador a sueldo. Las autoridades mexicanas han desenterrado un oscuro secreto: el boxeador, aclamado por sus habilidades en el ring, se convirtió en un monstruo que infligía dolor extremo a aquellos que traicionaban al cartel.
Las investigaciones de la Procuraduría General de la República (PGR) han arrojado luz sobre un sistema macabro donde Chávez Junior, conocido como el “ajustador de cuentas”, recibía hasta $200,000 por cada “trabajo”. Las grabaciones interceptadas entre 2021 y 2022 muestran al boxeador utilizando a sus víctimas como sacos de boxeo, aplicando técnicas de tortura que prolongaban el sufrimiento durante horas, a menudo terminando en la muerte de sus víctimas.
La conexión entre Chávez Junior y Néstor Isidro Pérez Salas, alias “El Niní”, uno de los lugartenientes más cercanos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, ha sido clave para desentrañar esta red de terror. Durante meses, las autoridades interceptaron conversaciones que revelaron la brutalidad del boxeador, quien utilizaba su conocimiento del combate para infligir castigos que se sentían como un entrenamiento sádico.
El 22 de noviembre de 2023, la captura de El Niní marcó el inicio del fin de esta era de horror. Su extradición a Estados Unidos y la posterior detención de Chávez Junior el 2 de julio de 2024, mientras paseaba en patineta en California, han puesto en jaque a una de las figuras más controvertidas del deporte.
Este caso no solo revela la corrupción en el mundo del boxeo, sino también la normalización de la violencia en México. La historia de Julio César Chávez Junior es un recordatorio escalofriante de cómo el crimen puede infiltrarse en los lugares más inesperados, transformando ídolos en verdugos. Las autoridades ahora enfrentan el desafío de desmantelar una red que ha dejado un rastro de dolor y sufrimiento, mientras la sociedad se pregunta: ¿quién más podría estar involucrado en esta espiral de violencia?