**¡Tragedia en el mundo de la música! Julio Mateo, conocido como Rasputín, ha fallecido a los 63 años tras una larga batalla contra las secuelas de un accidente cerebrovascular. La noticia ha sacudido a sus fanáticos y al mundo del merengue, donde su legado perdura como un faro de alegría y ritmo.**
El icónico trompetista, nacido el 23 de septiembre de 1955 en Asua, dejó una huella imborrable en la música dominicana. Rasputín, quien se destacó en orquestas legendarias como Los Hijos del Rey y la de Wilfrido Vargas, fue un maestro del merengue que llenó de vida las fiestas y celebraciones a lo largo de las décadas. Su famoso tema “Oye” resonó en hogares de toda América Latina, convirtiéndose en un himno que trasciende generaciones.
Sin embargo, su vida no estuvo exenta de desafíos. Tras sufrir su primer derrame cerebral en 2011 y un segundo en 2016, Rasputín enfrentó un camino lleno de obstáculos, pero nunca perdió su pasión por la música. A pesar de los problemas de salud, continuó creando y compartiendo su arte hasta el final.
La noticia de su muerte, confirmada por su hijo, ha dejado a muchos en estado de shock. El cuerpo de Rasputín fue encontrado en su hogar, donde vivía solo, una realidad que contrasta con la fama y el reconocimiento que cosechó a lo largo de su carrera. La comunidad musical se une en luto, recordando al hombre que, a través de su trompeta, unió corazones y celebraciones.
Su legado musical, lleno de éxitos y ritmos contagiosos, permanecerá vivo en la memoria colectiva. Rasputín, el monje del merengue, no solo fue un artista; fue un símbolo de esperanza y alegría. Aunque se haya apagado su voz, su música seguirá sonando en cada fiesta, en cada rincón del Caribe. ¡Descanse en paz, Rasputín!