Wyrmwood: Apocalypse es una secuela explosiva y desquiciada que combina el género postapocalíptico con el terror zombi en un cóctel lleno de acción, gore y humor oscuro. Dirigida por Kiah Roache-Turner, la película continúa expandiendo el universo presentado en Wyrmwood: Road of the Dead (2014), manteniendo el estilo frenético y el enfoque innovador que la hizo destacar.
La historia sigue a Rhys, un soldado que vive en un mundo devastado por zombis y experimentos científicos. Su dilema moral y su búsqueda de redención se entrelazan con escenas de acción sangrientas y enfrentamientos contra hordas de muertos vivientes y científicos locos. Los efectos prácticos son impresionantes, ofreciendo un festín visual que no teme mostrar la crudeza de este mundo brutal.
Las actuaciones son sólidas, especialmente la de Luke McKenzie como Rhys, quien aporta profundidad a un personaje atrapado entre el deber y la humanidad. La dirección artística y el diseño de producción destacan por su creatividad, con vehículos apocalípticos llenos de modificaciones absurdas y un uso inventivo de los recursos disponibles en este universo hostil.
Aunque la película puede ser un poco predecible en ciertos momentos, su ritmo acelerado y su enfoque sin complejos en el entretenimiento hacen que estos pequeños defectos sean fáciles de pasar por alto. Wyrmwood: Apocalypse no busca ser una obra maestra narrativa, sino un espectáculo visceral que mantenga al espectador al borde de su asiento.
En resumen, Wyrmwood: Apocalypse es una experiencia divertida y salvaje, perfecta para los fanáticos del terror zombi que buscan algo diferente. Es un recordatorio de que, incluso en un mundo plagado de caos y destrucción, siempre hay espacio para la creatividad y el entretenimiento desmedido.